domingo, 11 de noviembre de 2012

Gato por liebre.


- ¿Pero donde vas?
- Mejor me voy de aquí.
- Si aquí se vive bien, tienes de todo, comida, mimos, la gata del vecino...
- Déjate, déjate. Las apariencias engañan.
- Que apariencias ni que niño muerto. Pues si te has levantado bien hoy.
- Con la pata izquierda, nunca mejor dicho. Las dos para ser exactos.
- Si no leyeras tanto.
- Que dices de leer, si no se, que soy un gato y tu también.
- No, si ya me había enterado.
- Pues no lo parece.
- ¿...?
- La comida, ya no hay pienso, las sobras y cada día más paupérrimas.
- Pero comparten, se preocupan por ti.
- Me conservan, que no es lo mismo.
- Estas cargado de leches.
- He visto saltar tres gatos desde los tejados en la última semana.
- Es lo que hacemos.
- Si, siempre que no nos aten y nos den una patada. Es de muy mal caer.
- Yo eso no lo he visto.
- No te fijas. ¿Has visto a Telémaco últimamente?.
- No, con ese nombre andará de gatas.
- O de cocido, te digo yo.
- Ya estás con lo de gato por conejo.
- Por liebre, malos tiempos.
- No sera tanto.
- Mira por si acaso yo me voy al bosque, ya habrá tiempo de volver.
- Deja, deja, te acompaño... por si acaso.


1 comentario:

Tu voz se agradece siempre.